Entrevista a Rafael Palacios, propietario de la bodega Rafael Palacios, S.L.

“Sorte O Soro le da valor a todo mi proyecto, es un vino que está llamado a ser el gran blanco español de la historia”

Rafael Palacios podría haber tenido una vida tranquila en La Rioja, siguiendo la tradición vinícola de la familia que coronó su padre, José Palacios Remondo, con la creación en 1948 de la bodega que lleva su nombre. En lugar de eso, a Rafael Palacios la pasión por los vinos blancos le impulsó a emprender una aventura que le llevó hace diez años hasta la localidad gallega de O Barco de Valdeorras (Ourense). Formado en las más prestigiosas escuelas de enología y viticultura de Francia y Australia, Rafael Palacios llegó a tierras gallegas con el sueño de incluir sus blancos entre los mejores del mundo. Una década más tarde, ese sueño tiene nombre y apellido: Sorte O Soro. Alabado por los críticos especializados, este godello está llamado a ser, según su creador, “el gran blanco español de la historia”. Todo apunta a que lo será.

Seguro que está cansado de hablar en cada entrevista de la tradición familiar en el mundo del vino, ¿le dieron algún consejo cuando decidió embarcarse en su propia bodega?

No, no demasiados porque al final cada uno toma sus propias decisiones. Los consejos venían un poco dados porque yo me vine aquí con 32 años, que ya es una edad. Mi padre ya había fallecido en el año 2000, así que cuando me vine a Galicia fue por una decisión muy personal.

Un largo recorrido desde la Rioja a Valdeorras, ¿por qué se decidió por esta zona?

En la familia fui prácticamente el único hermano que se dedica o que tiene un interés por la elaboración de vinos blancos, y por el vino blanco en general. Hice mis pinitos en Rioja, en la bodega familiar, con el Plácet, y fue quizás ese vino, y los éxitos que obtuvo, los que me dieron esa confianza y ese impulso para tomar la decisión de dedicarme a esto. Una vez tomada la decisión y ampliados horizontes, y viendo la posibilidad de elaborar blancos de talla mundial, no tenía duda de que Galicia era el sitio. Yo respeto todas las opiniones sobre las diferentes zonas del panorama nacional, pero desde luego Galicia es el único sitio en España donde encontramos suelos suficientemente ácidos y con ph’s bajos, el corte atlántico de la climatología también marca muchísimo y luego están los suelos, sobre todo los suelos eran lo que realmente me llamaba la atención. El clima también es muy importante, con esa influencia atlántica y de alguna manera todavía respetuosa con la época de verano para la maduración, hacen que esta sea una zona perfecta. Suelo y clima son los que para mí realmente marcan la diferencia en un vino.

¿Marca más el suelo a los vinos blancos que a los tintos?

Realmente los debería marcar por igual, pero quizás en los blancos por ser vinos más limpios en la elaboración y por su acidez, se acentúa más el lado mineral, es más fácil reconocerlo. La mineralidad acompaña más el perfil de vino blanco por ese lado cristalino, por ese lado que se conjuga muy bien con la acidez. Acidez y mineralidad , son dos puntos que van muy de la mano y en los blancos es el tipo de vino donde estos dos componentes se hacen más presentes, más notables.

Estudió en Francia, viajó a Australia, la “crème de la crème” de los vinos…

Siempre digo que yo disfruté de la suerte de los más jóvenes de la familia, porque al final somos una familia numerosa ya que somos nueve hermanos. Eso nos ha permitido a mí y a mi hermano Eduardo hacer otras cosas. Los tiempos cambian, quizás también mi padre tenía una visión más abierta, pero lo cierto es que pudimos prepararnos en el extranjero y lo más importante de esta formación es que te da una visión más amplia de todo. Me acuerdo que en el año 91 cuando estaba en Francia, la bodega de La Rioja no era lo que es hoy, había una tradición un poco de “riojitis”, en aquella época era lo que se conocía y el hecho de salir afuera, de irse a Francia, de viajar a Australia, me dio muchos más parámetros para jugar después en el futuro. Realmente nuestro proyecto es fruto de esa mezcla. Respetamos mucho la tradición en viticultura, fermentamos casi todo en madera, seguimos trabajando con el tipo de fermentación clásico, pero controlando mucho las maderas, a todos los niveles. En la bodega, la infraestructura que tenemos para elaborar vinos blancos es de lo más puntero que se puede encontrar hoy en día, así que, de alguna manera, intentamos conjugar lo mejor que hemos aprendido fuera, con un poco de experiencia, con un poco de intuición y seguramente eso es lo mejor de haber viajado, de haber visto los tipos de elaboración a nivel mundial. Salir te permite coger lo mejor de cada sitio y luego ya, uno debe saber quedarse con lo que le puede ayudar, y desechar el resto. Muchas veces, ni la excesiva tecnología es buena, ni la tradición pura y dura tampoco.

La D.O. Valdeorras a la que pertenece su bodega es una denominación de origen pequeña, ¿cómo fue recibido usted con toda su formación, con su pasado familiar en La Rioja?

Antes de nada, me gustaría aclarar que éste es un proyecto precioso porque como zona vitivinícola, estamos hablando de la historia de Galicia, porque esa historia está en Ourense. Aquí tenemos vestigios romanos, elaboraciones antiquísimas en Ribeira Sacra, en Valdeorras, en Ribeiro, así que de alguna manera aunque pueda parecer que no entras por la puerta grande, para mí sí que lo es. Me gusta recoger toda esa historia e intentar continuar un poco con ella, en la medida que podamos aportar algo. La acogida en la D.O., que era por lo que me preguntaba, fue buena, en general. El hecho de pertenecer a una familia de cierta notoriedad, para el empresario inteligente significaba que era algo bueno porque enardecía la zona. Quizás el mayor problema que me he encontrado es que quizás no tenemos

la fuerza de otras denominaciones, somos muy pequeñitos y vamos muy por nuestra cuenta, no porque no haya unión, sino porque al final el Consejo Regulador es muy limitado en muchas cosas y no sólo en el aspecto económico. Somos cincuenta y pico bodegas, y no llegamos a los tres millones de botellas de godello en todo Valdeorras, eso es muy poco. El pertenecer a una D.O. pequeña te bloquea quizás el potencial de expansión, porque al final lo tienes que hacer todo por tu cuenta. También ha habido contrastes con el personal, gente que aceptó este proyecto desde el primer momento y otra que quizás piensa que el éxito que tenemos viene porque somos conocidos. Yo de lo que estoy convencido es de que As Sortes ha puesto desde el primer momento muy alto el listón de la calidad de los blancos en España y ha entrado por la puerta grande por sus propios méritos. No seré yo quien diga si es el mejor, pero estamos en la Primera División de los blancos de España

¿Han pasado unos años desde que inició este proyecto, cuál es su valoración?

En estos momentos mi valoración es que sólo con que esto hubiera sido la mitad de lo exitoso que es ahora, sería suficiente para mí. Ha habido muchos problemas también, el año que viene hacemos diez años y en este tiempo ha habido de todo, alegrías y penas, como tres años de heladas con unas pérdidas brutales, pero eso es lo que tiene el riesgo. No obstante, le aseguro que volvería a repetir esto una y cien veces, porque aquí no sólo he encontrado el éxito profesional, sino también el personal. Al final, aquí me he realizado como elaborador, como persona, estas alegrías y estos dramas te hacen crecer, pisar el suelo y consiguen que saborees más los éxitos. Desde el comienzo ha sido un éxito continuado, la trayectoria es brutal.

Creo que producen unas 200.000 botellas, de las que más de la mitad van para la exportación

Estamos cerca de las 200.000 pero aún no hemos llegado, y el porcentaje de exportación varía según los años y también según los productos. El primer año se elaboraron 14.000 botellas de As Sortes y no había otro vino, luego nació el Louro, como vino de segmento medio, más asequible, y luego nació Bolo, como vino más genérico, más de rotación. Eso nos ha hecho variar un poco los porcentajes. Yo diría que ahora estamos con una media, mitad exportación, mitad mercado nacional y esto se debe a que en los dos últimos años ha crecido el mercado de exportación, debido también a la situación económica del país. Cuando nació As Sortes, podíamos haberlo vendido todo en España porque había incluso lista de espera, pero preferimos en un momento dado, repartir, poner lo huevos en varias cestas precisamente para posibles problemas como los que hemos tenido aquí, pero fuera de Galicia cuesta mucho más venderlo. Pero el premio que recibió también me hizo ilusión

¿En qué países fuera de España tienen más éxito con sus vinos?

Vendemos muchos en Bélgica, en Estados Unidos, Inglaterra y Rusia, por ese orden. Pero lo más grande de todo esto es que somos muy apreciados y tenemos muy buena reputación en países productores de blancos como Francia y Alemania. Vender no se producen vinos de calidad es más fácil como es el caso de Inglaterra, donde además son conocedores y hay muchísima cultura de vino. Pero vender en Alemania, vender en Francia vinos españoles blancos y a un precio medio-alto no es nada fácil, es un gran éxito.

¿Y en Latinoamérica?

Allí vendemos sobre todo en Puerto Rico, México y Brasil. También vendemos algo en Asia, donde tenemos mercados muy buenos pero muy concretos, mercados de gourmet.

¿De todos los vinos que tenéis, el que se lleva en el corazón es el primero?

A nivel emocional mi corazón está partido entre Plácet y As Sortes. Placet es mi primer vino blanco, pero sobre todo el vino que me une más a mi padre, el mejor recuerdo que tengo porque en definitiva fue mi padre el que le concede ese nombre al vino, que es como la aprobación que da un presidente, jugando con ese lado diplomático, entendiendo que te da un poco su beneplácito para continuar con los vinos, pero luego nació Sorte O Soro. Un vino muy fuerte y emocional para mí y que le da valor a todo este proyecto, fue la primera parcela que compré, son unos bancales preciosos a 720 metros de altitud, una zona de muy buena orientación al sur, pero con mucha altitud lo que le da mucha frescura al vino. Se sacó al mercado en 2011 y éste sí que puedo decir que está llamado a ser el gran blanco español de la historia. Las críticas que estamos teniendo son magníficas y los grandes gurús ya hablan en esos términos. A nivel personal, le da sentido a todo esto. Yo no vine aquí con la idea de ser mejor que nadie, sino con la ilusión de hacer un gran blanco con el que yo me sintiera identificado y que le diera sentido a toda esta aventura de dejar La Rioja y venir a Galicia, que podía haber salido bien de la misma forma que podía haber salido mal. Ese vino ha puesto las cosas en orden, es un vino que está por encima de Rafa Palacios, de Valdeorras y del godello, es un vino tan único que es lo que lo hace grande.

¿El objetivo de la bodega para 2014?

Seguir consolidando mercados, creo que el 2014 va a ser uno de los mejores años, tanto a nivel comercial como de éxitos, de alguna forma gracias a Os Soros. El respeto al vino español en el extranjero es casi el que se le puede tener a los franceses, pero en blanco no tenemos ese éxito y, para mí esa sería la grandeza, conseguir que un blanco fuese reconocido a nivel mundial. Ese es realmente nuestro objetivo porque todo lo demás, creo que lo hemos conseguido. Evidentemente hay que seguir consolidando económicamente la empresa, porque hay muchas inversiones hechas y, por supuesto, celebrar los diez años, que son suficientes para hacer una pequeña memoria y festejarlo.