María del Carmen Martínez, investigadora científica de la Misión Biológica de Galicia

«En el trabajo de recuperación de las variedades jugó a nuestro favor el carácter de los gallegos»

María del Carmen Martínez es el alma del grupo de viticultura de la Misión Biológica de Galicia. Su dedicación y su trabajo de campo desde hace más de 25 años, labor que llevó a cabo con el Dr. Mantilla, ha sido el germen de la web que ahora se presenta al público. Más de un millar de ejemplares de vid componen la colección virtual que todo el que quiera puede visitar. Una herramienta fundamental que permite también, gracias a una serie de parámetros, reconocer  cada variedad. El éxito de la iniciativa no se ha hecho esperar

El trabajo que se lleva a cabo en la Misión Biológica de Galicia lo iniciaron el Dr Mantilla y usted. Cuénteme un poco cómo empezó todo

Sí, el doctor Mantilla era mi director de tesis y todo eso lo empezamos a poner en marcha en el año 86. Estuve trabajando  con él siete años hasta que falleció, unas semanas antes de que yo presentara mi tesis doctoral. Todo este  trabajo lo hicimos en el CSIC, en Santiago, en el Instituto de Investigaciones Agrobiológicas de Galicia, y yo me vine aquí en 1993, con todo lo que habíamos hecho juntos y seguí un poco aquel camino que iniciamos los dos. Para mí fueron años apasionantes,  me llevaba genial con él, aprendí mucho, nos recorrimos toda Galicia y parte de Asturias. Para mí fue una época que recuerdo como si hubiera estado en el paraíso.

Entiendo que en aquellos años recuperar especies autóctonas no fue nada fácil, algunos ni entendería por qué dedicaban tanto esfuerzo a eso

No, no fue fácil. Antes no le daban la importancia que le dan hoy a la vid, era una época en la que se estaba trabajando para aprobarse la Denominación de Origen Rías Baixas, no había casi bodegas, yo recuerdo  ir a Martín Codax, que era la única, y entrar allí como si fuese la NASA, con todo de acero inoxidable. En aquel momento no había casi ningún experto en variedades  de vid, había una persona, que era José Antonio Iglesias, que fue el que me inició a mí, junto con Mantilla, en el tema de la ampelografía de las variedades de vid, pero bueno, estábamos  aprendiendo un poco todos a la vez. No sabíamos todo lo que había, teníamos algunas referencias bibliográficas, nombres citados en la  bibliografía antigua, pero nada más.

Creo que incluso consiguieron recuperar con ese trabajo variedades con más de 200 y 300 años. ¿Se han perdido variedades imposibles de recuperar?

Creo que tenemos prácticamente todas las variedades, aunque de algunas quedan muy pocos ejemplares. Pienso que hemos sido capaces de recogerlas todas, no fue fácil pero jugó a nuestro favor el carácter de los gallegos, de querer preservar su cepa, su viña, gracias a eso las encontramos. En otras zonas de España o en otros países, esto no hubiera sido posible.

¿Dónde les resultó más complicado el trabajo, en Galicia o Asturias?

Galicia es una zona más amplia, de hecho tiene cinco denominaciones de origen con muchísima tradición, mientras  que en Asturias la zona vitícola está ubicada en la zona suroccidental del Principado. A pesar de lo que pueda pensar la gente, es también una viticultura con mucha historia, hubo vino con una historia detrás enorme, con premios en el siglo XIX en Burdeos, es una historia apasionante, pero había mucha menos información todavía que en Galicia, que ya había poca.

¿Y de la bibliográfica que había hasta la fecha, encontrasteis algún error?

Muchos, aunque en la mayor parte de los casos lo único que había en la bibliografía era el nombre de la variedad. Nuestra metodología era buscar el nombre en la bibliografía, anterior a la filoxera, porque con la filoxera hubo un enorme trasiego de variedades desde distintas zonas.  Queríamos saber las referencias anteriores, y luego después, las posteriores.  El segundo paso fue entrevistar a los viticultores, los más ancianos de cada zona, y a ellos les pedíamos que nos contasen los nombres de las variedades, qué características tenían, en definitiva, todo lo que supieran de ellas. Después hicimos una lista  con la información de las distintas fuentes y vimos que muchas coincidían con lo que aparecía en la bibliografía, aunque había variedades que no estaban reflejadas. El siguiente paso fue patear  toda la geografía gallega buscando ejemplares vivos de esas variedades  que teníamos en la lista,  y encontramos unas cien diferentes. Luego muchas de ellas las recogíamos con el nombre local  y al estudiarlas nos dábamos cuenta de que era la misma variedad con diferentes nombres. Encontramos variedades extranjeras que habían mantenido su nombre, como el Cabernet Sauvignon, o algunas otras como la Tinta da Zorra, que en realidad es una variedad  francesa, que llegó aquí después de la filoxera, o el Jerez, que es el palomino fino, es decir, que había un poco de todo.

Es decir que el nombre tenía que ver con el lugar de procedencia o con alguna característica de la hoja

Sí, algunas por ejemplo les llamaban “folla redonda” o había algún albariño “cortar ca uña”,  porque se cortaba el racimo muy fácilmente, o el “caiño longo”, que tenía unos racimos larguísimos. Con el tiempo, te dabas cuenta de dónde venían muchos nombres. Cada cepa la hemos estudiado cuatro años “in situ”,  hasta que nos vinimos aquí en el año 93, que como había  parcela, las pusimos todas en colección para poder compararlas.

Y toda esa colección de la que me habla, se decidió en el año 2013 hacer un catálogo por internet para que estuvieran a disposición de todo el mundo

La  verdad es que desde el año 86 hemos hecho muchísimas publicaciones en revistas científicas americanas, inglesas, francesas, de todos los países, pero veíamos que estos artículos no llegaban a la sociedad, al mundo del vino, a las bodegas, así que nos planteamos hacer un libro pero lo que realmente queríamos era que llegase a todo el mundo y con un libro, eso no lo íbamos a conseguir. También veíamos que cada año se acercaba más gente aquí para preguntarnos por alguna cepa determinada. Así que pensamos que lo mejor era hacer una web para que la información fuera muy visual y fácil de entender. La actualizamos cada poco y creemos que también puede ser útil, no sólo para la sociedad, sino  para otros investigadores porque el mundo de las variedades de vides es muy complejo a nivel internacional, no sólo aquí, es muy frecuente la existencia de sinonimias, de una variedad con nombres distintos según el país. Además, también queríamos dar a conocer la enorme riqueza varietal que tiene España, y en particular Galicia y el Norte de la Península, la cantidad de zonas vitícolas que tenemos, el trabajo que se está haciendo.

Y parece que la iniciativa ha sido un éxito

La verdad es que sí, la web tiene un montón de visitas, de todo el mundo. Aún no la hemos traducido al inglés, pero lo vamos a hacer.

La web también permite, con una serie de parámetros, reconocer cada una de las variedades

Tenemos dos buscadores, uno es de hojas, que es un método ampelográfico que ya había publicado hace años y lo que hicimos fue adaptarlo al buscador. Consiste en que con una simple regla y un transportador de ángulos, medir tres longitudes de nervios de la hoja, un ángulo, y esos parámetros se meten en el buscador y la web, mediante unas fórmulas matemáticas, es capaz de decir que esta hoja puede corresponder a esta u otra variedad, abre la ficha y la gente puede comparar la que tiene con la foto que le aparece. También tenemos un buscador por ADN, todas las variedades que tenemos en colección le hemos hecho el ADN y tenemos su perfil molecular, así cualquier investigador puede hacer el ADN de su variedad desconocida, introduce los datos en el buscador, y le indica a qué variedad y nombre corresponde. Y te puedes llevar más de una sorpresa.

Y además del doctor Mantilla, del que ya hemos hablado, y de usted misma, ¿cuánta gente ha estado implicada en este proyecto?

En aquella época también trabajaba con nosotros otra persona, José Enrique Pérez, que recorrió con nosotros muchos kilómetros, y ahora mismo, el equipo de investigación que fundé en el año 2000 y al que pertenecemos ocho personas, cuatro doctores más, que hicieron la tesis conmigo en temas de viticultura, y tres técnicos.

¿Cuánto tiempo llevó poner en marcha la web?

Teníamos las imágenes, más de 10.000, en fotografía y diapositiva, y ahora las tenemos digitalizadas. Cargar solamente las imágenes  nos llevo más de un año, sólo organizarlas,  y datos tenemos muchísimos, y vamos a ir poco a poco subiéndolos. Por ejemplo, tenemos mucha información sobre la resistencia a enfermedades.

Tras tantos años de estudio de  las variedades en Galicia, ¿se sabe si el cambio climático ha afectado a alguna?

Yo, con los datos que tenemos, no me creo mucho lo del cambio climático. Nosotros aquí tenemos una de las estaciones meteorológicas más antiguas de España y desde luego, al comparar los datos de hace 50 años con los de ahora, es que no encontramos variación. Por otro lado, tenemos otros datos, por ejemplo, un diario precioso de un viticultor asturiano del siglo XIX que se dedicó durante  cinco o seis años a escribir todo lo que ocurría en su viñedo, sobre las temperaturas diarias, sobre cuándo maduraba una u otra variedad, un seguimiento tremendo. Pues bien, para nuestra sorpresa, no hay cambio ninguno en las épocas de maduración, en la incidencia de enfermedades –salvo las que no existían todavía-, y no hay un gran cambio. Así que yo lo del cambio climático me lo tomo entre comillas, lo que pasa es que hay muchos intereses por el medio y se están poniendo  de moda, por diversas razones, los vinos con menor graduación  y hay determinadas zonas que no consiguen vinos menos alcohólicos por la climatología que tienen, Cataluña, por ejemplo, y la única manera es subir esos viñedos a unas zonas más altas. De esa forma, se da una maduración natural, pero alcanza menos graduación, menos azúcar. Todo eso lo vinculan al cambio climático  y la realidad es que esos vinos se venden mejor. Nosotros aquí, desde luego, no tenemos datos que nos indiquen que haya un cambio climático enorme. Hay zonas de Galicia donde siempre hubo dificultades en la maduración de ciertas variedades, y lo sigue habiendo.

Con todos los avances que ha habido en los últimos años, si por una enfermedad, alguna variedad de vid corriese el peligro de extinción, ¿se podría clonar?

Sí, de hecho, nosotros en la colección tenemos algunas de las que sólo había un ejemplar o dos y desaparecieron. Las conservamos, pero no hay más ejemplares que el original. Sí se pueden clonar, se pueden multiplicar a partir de un simple estaquillado, como se hace con un esqueje de un geranio. Incluso también se podría hacer a través de un cultivo in vitro, aunque el problema que tiene este cultivo es que es muy complejo porque provoca cambios en la planta, hace que revierta al estado juvenil, de hecho mi tesis doctoral fue sobre ese tema, sobre el cultivo in vitro del albariño. Pero bueno, sí se podría hacer. Es más, muchas veces lo hablamos aquí, que si un día entra una plaga, como puede ser la filoxera, sí correrían peligros las variedades, estaría bien conservar toda nuestra colección in vitro, para que quedase ahí el material.

Promover el desarrollo de vinos originales

Entre los objetivos del portal se encuentran los de promover el intercambio de conocimiento científico sobre las variedades de esta colección entre la comunidad investigadora, así como la transmisión de esa información a las empresas para promover el desarrollo de vinos originales y exclusivos, además de mostrar al público en general toda la biodiversidad existente en las comunidades de Asturias y Galicia.

La colección de variedades de vid del Consejo Superior de Investigaciones Científicas está compuesta  por más de un millar de ejemplares, de 55 variedades diferentes, y puede consultarse en la web creada por los investigadores del grupo de viticultura de la Misión Biológica de Galicia que contiene, para cada una de las variedades recogidas, fotografías de las diferentes partes de la planta e información botánica y molecular.

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