Bodegas Franco Basalo

Entrevista a José Franco Basalo, propietario de Bodegas Franco Basalo

«El objetivo es aumentar la producción en los próximos dos años, siempre y cuando no afecte a la calidad de nuestros vinos»

Con la construcción de la bodega en 2013, un edificio clásico que conjuga tradición y modernidad, José Franco Basalo quiso homenajear a su abuelo Miguel, a sus padres y a su suegro, en el que ha encontrado un colaborador perfecto para poner en marcha un proyecto con el que llevaba soñando mucho tiempo. Su salida al mercado sorprendió gratamente, sobre todo el Godello, y con el Mencía asegura haber encontrado en esta segunda cosecha el punto exacto que buscaba. Y mientras disfruta del temprano éxito de sus vinos, Franco Basalo piensa ya en el futuro y en una mayor producción, sin perder de vista la calidad que caracteriza a sus caldos.

Creo que la relación de su familia con el vino viene de su abuelo Miguel

Sí, mi abuelo era de Castilla y en un momento de su vida comenzó a trabajar de «arrieiro» (trasportaba vino). En uno de sus viaje llegó a Galicia para coger vino y decidió quedarse en Allariz, después conoció a mi abuela y se fueron a vivir a Verín. Mi padre siguió con esa tradición y plantó viñedos en el valle de Monterrei porque estaba seguro de que era una buena zona para la uva. Producía y vendía vino, pero en aquel momento la demanda del vino a granel era tan grande que las viñas que habían plantado no eran suficientes para atender todas las peticiones, así que empezaron a comprar vino en Castilla y en otras partes de Galicia para dar salida a todos los pedidos que tenían. Con el tiempo, y cuando surgió todavía más demanda, mi padre se metió ya a comercializar uva. Llevaba vino para Santiago, Vigo… Yo represento la tercera generación, de cinco hermanos soy el único que se quedó aquí y apostó por mantener el negocio familiar. Mis padres están conmigo y aunque tengo otro tipo de empresa, realmente lo del vino es lo que más ilusión me hace.

¿El nombre de la bodega es un homenaje a ellos?

Efectivamente, Franco por el apellido de mi padre, y Basalo por el de mi madre. Me pareció una buena forma de reconocer todo lo que hicieron, todo su trabajo y esfuerzo.

 

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La bodega la puso en marcha en 2013, ¿no fue una locura meterse en un negocio así en plena crisis económica?

Lo tenía muy claro, a pesar de lo que me decía todo el mundo, incluidos mis padres. Pero era mi ilusión y conseguí sacarla adelante a base de esfuerzo y de sacrificios de mucha gente, empezando por mis propios padres, pero también mi suegro, que colabora mucho conmigo. Es un manitas, la mayor parte del trabajo que hay en el edificio de la bodega, lo hizo él, le encanta.

¿Cuánto tiempo llevaba con este proyecto en mente?

En 2003 ya andaba a vueltas con el proyecto pero en aquel momento el socio que tenía en otra empresa me quitó de la cabeza la idea, porque a él no le interesaba. En 2012 ya me decidí a montarla y ahí sí que no hubo nadie que me sacara de mis trece.

¿Y cómo ha sido la primera cosecha de la bodega, ha tenido buena aceptación?

En calidad, podemos decir que hemos triunfado. Con el godello la gente queda sorprendida, y con el Mencía, hemos mejorado muchísimo en la segunda cosecha. Con la primera ya estábamos satisfechos pero hemos conseguido darle el punto exacto que queríamos.

 

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¿Por qué le han llamado a sus vinos Estela do Val?

Cuando hicimos pruebas con las etiquetas, no nos gustaba como quedaba Franco Basalo, así que le pusimos Estela do Val. El nombre viene de una piedra milenaria que apareció en esta zona, en una finca cercana. Así que le pusimos Estela por eso –la piedra va reflejada en una imagen en la contraetiqueta-, y do Val porque estamos en Castrelo do Val.

¿Qué producción tiene la bodega?

Ahora mismo tenemos una producción de 100.000 botellas, entre el blanco y el tinto. Nuestro objetivo es llegar en dos o tres años más a las 300.000 botellas, dependiendo de la demanda y de que ese nivel de producción nos permita respetar la calidad actual de nuestros vinos.

¿Dónde están vendiendo?

Mi primer objetivo es que el vino esté en Monterrei y en toda Galicia, que es mi casa. Por ahora, estoy consiguiendo que sea así, aunque también vendemos en otros países como Alemania, Bélgica, Holanda y algo en Inglaterra. Nuestro destino principal queremos que siga siendo el mercado nacional.

¿Toda la uva es suya?

No, el 95% de la uva la estamos comprando, aunque ahora hemos plantado 18 hectáreas nuestras. Nos gusta comprarla porque cuando lo hacemos seleccionamos exactamente la que queremos y la zona que nos interesa. Son uvas muy costosas en precio porque pertenecen a varios vendedores. Por ponerte un ejemplo, para 86.000 kilos de uva le hemos tenido que comprar a más de un centenar de viticultores. Es caro, pero nuestra uva viene de zonas estratégicas, son las que elegimos sobre el resto.