Os Cipreses

Entrevista a Cristina Vázquez, gerente de la Bodega Os Cipreses

«Os Cipreses es un lugar muy especial para nosotros, nunca hemos contemplado su venta porque nos apasiona el mundo del vino»

Cristina Vázquez no puede ocultar el orgullo cuando habla de la empresa que puso en marcha su padre a finales de los años 80, y razones no le faltan. Os Cipreses es una bodega muy especial, tanto por su concepción como por los tres vinos que alumbra, entre los que destaca «Cypressus», un tinto de barrica que nació cuando en Ribeira Sacra este tipo de elaboraciones eran vistas con recelo por parte de muchos. Con muchos planes de futuro y un presente prometedor, esta bodega familiar es una de esas joyas que merece la pena conocer.

 

img_4707-aLa bodega, o por lo menos los viñedos, llevan cinco generaciones en la familia. Háblenos de la historia de la empresa.

 Es una bodega muy popular en nuestra zona justamente por su antigüedad, pero no es de nuestra familia, anteriormente pertenecía a la familia de un famoso banquero, José de Soto, a quien se la compró mi padre en el año 1989, y ese mismo año la restauramos, ya que estaba completamente en ruinas. Creo que anteriormente a la familia Soto -estamos hablando de tres o cuatro generaciones anteriores-, pertenecía a un marqués de la zona, que la construyó hace más de 300 años, la edad que tienen los cipreses que la rodean y dan nombre a la bodega. Cuentan que el marqués falleció en la bodega de la casa, pero son todo conjeturas, estamos investigando la historia real, por lo que de lo que yo puedo hablar ahora es de la historia a partir de nuestra compra.

 

¿Fue fácil restaurarla?

La restauración fue muy complicada ya que estaba en muy malas condiciones, pero finalmente creemos que conseguimos respetar totalmente su esencia. Una particularidad de la restauración de la bodega es que las cubas se tuvieron que introducir por el tejado, porque no cabían por ningún otro sitio, así que primeramente se restauró la fachada de la casa y, posteriormente, se introdujeron las cubas antes de hacer el tejado. También es de destacar que hay una cueva de piedra dentro de la bodega, que también restauramos, y que suponemos que se utilizaba para el almacenaje del vino en óptimas condiciones. Actualmente no la utilizamos para ello, pero sí la tenemos como espacio de exposición de nuestros vinos. Es una parte de la bodega que a mí particularmente me parece muy interesante, pero lo que realmente llama la atención es el mirador de cristal que hemos construido hace unos nueve años. Desde este mirador se puede ver todo el viñedo que rodea a la bodega, así como las zonas más emblemáticas de la Ribera de Chantada, como son el pueblo de Belesar, o la Iglesia de Santo Estevo.

 

En todo este tiempo hubo algún momento en el que pensaron vender y dejar el negocio o siempre han tenido claro que esto era lo que querían hacer

 Lo hemos tenido siempre muy claro, y eso que no nos han faltado propuestas, pero la venta no lo hemos contemplado nunca. Es un lugar muy especial para nosotros y es algo que nos gusta hacer, a mi padre le apasiona hacer vino y a mí cada día me gusta y me interesa más. Estoy dispuesta a empaparme de la experiencia y sabiduría de mi padre ya que mi intención es que esta bodega perdure como mínimo otras cinco generaciones más.

 

Parte de la propiedad era, y es, conocida como «O inferno» por su difícil acceso. Son ustedes un claro exponente de la viticultura heroica. ¿Esa dificultad se refleja de alguna forma en los vinos que hacen?

Es la esencia de todos nuestros vinos, se refleja en cada uno de ellos, son vinos con carácter pero al mismo tiempo tranquilos, donde las sensaciones dependen del paladar o, como digo yo, del buen saber de cada uno. Se le decía antiguamente “o viño do inferno” porque hay zonas donde, además del difícil acceso, la exposición al sol es continua y con temperaturas muy elevadas. Por lo que claramente de alguna manera está presente en ellos.

 

¿Qué prima mas en sus vinos, la tierra o la variedad, o es un conjunto de todo?

Creo que un conjunto de todo, tenemos vinos en los que prima la tierra, como es el caso de nuestros tintos, elaborados con uva autóctona como es la Mencía. En cambio, en el vino blanco hemos apostado por la variedad y nos hemos diferenciado del resto de vinos de esta zona, donde el Godello es la más utilizada. En nuestro caso hacemos un vino plurivarietal compuesto por uva de Albariño y Treixadura, una mezcla que a la gente le parece muy interesante y está gustando mucho.

 

La D.O. Ribeira Sacra está de moda fuera de Galicia e incluso fuera de España, ¿han notado un aumento en las ventas en los últimos años?

 En nuestro caso sí. Nosotros no compramos uva, es toda propiedad de la bodega, disponemos de 2,2 hectáreas de viñedo y nuestra producción no es muy grande, ya que somos una bodega familiar. En estos últimos años hemos notado que vendemos más y normalmente nos quedamos sin vino antes de tener la siguiente cosecha preparada para la venta, cuando anteriormente no pasaba.

 

¿A qué países exportan su vino?

No exportamos vino justamente por lo que comentaba antes, al tener poca producción, nos movemos a nivel nacional, vendemos principalmente en Galicia con un alto porcentaje en la zona de Lugo, pero también se puede encontrar Os Cipreses en algún restaurante o vinoteca en Asturias, Madrid, Ourense, Lalín, A Coruña…Tenemos distribuidores gallegos que son los encargados de hacer llegar nuestros vinos a los clientes que se dedican a la restauración, fundamentalmente, aunque también se pueden comprar en páginas web como www.vinosacra.es o la tienda ‘on line’ de nuestra bodega www.oscipreses.com. Por el momento no nos planteamos exportar, aunque nunca se sabe.

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¿Cuál es su producción actual de Os Cipreses?

Nos movemos entre las 8.000 y las 10.000 botellas, según la cosecha de ese año, Normalmente rondamos las 5.000 o 6.000 botellas de nuestro vino joven Os Cipreses Tinto, que se caracteriza por su color cereza con ribete violáceo, su complejidad aromática frutal con aromas compotados con notas de grosella y frutos rojos. Es nuestra firma de la casa y el más solicitado. En cuanto al vino blanco Os Cipreses, rondamos las 1.200-1.500 botellas. Se trata de un plurivarietal , limpio y brillante de color verde con reflejos dorados y buena caída de lágrima, en nariz sugerente y sutil, sobresalen notas de bosque limpio y fruta de pepita, muy profundo. En boca, amable y dócil, con amplitud, muy fresco de largo recorrido dejando una buena persistencia y delicada retronasal. Y por último, el crianza, Cypressus, con unas 1.500 botellas, que es la joya de la bodega, De nariz profunda, nítidos recuerdos de fruta madura, fresa, grosella, perfectamente integrados con notas de cacao y tabaco.

 

Cuidan mucho la calidad y el respeto por el medioambiente, intentando hacer un vino lo más natural posible. Pero cuando viene un año como éste, ¿cómo se consigue?

 Estamos certificados en la huella de carbono y desde esa certificación nos preocupa bastante el tema de la sostenibilidad y el efecto de gases de invernadero que se desprenden a la capa de ozono, así que intentamos disminuirlos lo máximo posible en todos nuestros procesos.

Por otro lado, y desde hace un par de años, hemos apostado por una novedosa técnica de deshoje de viñedo, ya que lo realizamos con ovejas, consiste en soltar un rebaño de ovejas por todos nuestros viñedos desde aproximadamente el mes de octubre ( después de la vendimia) hasta más o menos el mes de marzo, y su función es pastar. Es decir, deshojar de forma natural, eso hace que la planta se regenere antes y tiene otros beneficios como el abono de la tierra y la eliminación de malas hierbas sin la utilización de ningún otro sistema.

En cuanto a años complicados de plagas como ha sido el de este año, yo creo que es cuestión más de suerte que de otra cosa. En nuestro caso hemos estado en constante vigilancia y en contacto con la viña, intentando que las plagas no se propagaran con los métodos más naturales posibles, aunque no fue fácil, pero realmente en esta cosecha hemos tenido suerte y no nos hemos visto afectados.

 

Entre sus tres vinos destaca la «joya de la corona» que es «Cypressus». ¿cómo se podría definir este vino?

Se puede decir que es la obra de arte de la bodega, es un crianza de seis meses en madera de roble francés. El proceso comienza con una selección de la zona de viñedo que vamos a utilizar para realizar el vino, se hacen técnicas como la poda en verde para que la planta tenga menos cantidad pero más calidad de uva, después se seleccionan las uvas ( siempre la mejor Mencía ) y una vez que esté preparado, utilizamos barricas de roble francés de 224 litros nuevas o seminuevas para su conservación.

Podemos decir que este vino se hizo cuando en esta zona nadie apostaba por realizar un Mencía en Barrica. La gente decía que no saldría bien, pero mi padre hizo caso omiso y quiso probar, obteniendo unos resultados muy positivos. Digo que es la obra de arte de la bodega porque además de que ha sido una apuesta a la innovación, también es un vino muy especial porque está ‘vestido’ por un pintor muy reconocido amigo de la familia, que nos ha dejado su recuerdo en nuestros corazones y con su etiqueta, también en nuestros vinos.

 

Por último, nos puede contar algún proyecto de futuro

Seguir adelante, emocionándonos cada año, intentando siempre superarnos en nuestros caldos y poder disfrutarlos con la familia y nuestros amigos, ese es nuestro plan principal. Asimismo nos gustaría aumentar la producción con más terreno propio, explotar el que ya tenemos y plantearnos la adquisición de nuevas parcelas, son planes que tenemos también muy presentes. Tenemos claro que la uva debe ser nuestra porque conocemos lo que hacemos y queremos la mejor calidad, y para que así sea, no podemos dejarlo en otras manos. Por otro lado, en mi caso particular, mi plan sigue siendo aprender, aprender lo máximo posible de las personas que tengo a mi lado para que esta bodega siga funcionando y en un futuro poder ampliar horizontes. Nuestro objetivo es hacer de esta bodega un sitio de referencia en la zona, donde la gente pueda disfrutar de la Ribeira Sacra en todo su esplendor con una buena copa de vino en la mano.

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