Noelia Bebelia 2015

La sumiller gallega Mercedes González dirige Nuestra Cata del mes de marzo. Colaboradora de varias publicaciones especializadas, Mercedes González es formadora homologada  por la D.O. Jerez y Cava, presidenta de Vitislucus-Expertos en Análisis Sensorial y Enoturismo, gerente de la Asesoría Gastronómica MEmbajadora y Embajadora Española de Champagne, entre otros cargos. Su elección para esta sección es un vino de la Denominación de Origen Rías Baixas, concretamente de la subzona de Soutomaior.

La segunda cosecha para Adega San Salvador en la  D.O Rias Baixas, subzona Soutomaior. La subzona más pequeña de la Denominación de Origen, con protección montañosa y con las influencias del Rio Verdugo. Un excepcional  viñedo de vigor medio equilibrado, 3 hectáreas de envidiable situación, con una exposición al sol regulada lo que nos ofrece un perfil fresco de vino con inclinación a aromas más maduros.

Su Albariño de uva prieta y hollejos duros  colaboran a ese marcado carácter terpénico y de gran poder alcohólico,13 % vol y glicérico. De muy buena acidez  traducida en frescura (6,8 gr/L de tartárico).

Se nos presenta en botella bordelesa de 75 cl (una producción de 11.000 botellas) al abrigo del tiempo con corcho natural de 48 mm. Gran elegancia ya en su puesta en escena.

A la vista se muestra luminoso, amarillo pajizo y pinceladas verdosas que ya nos hacen intuir frescura.

De primera nariz compleja, dinámica, elegante, intensa, expresiva, frutal en primer término, fruta de hueso (más “pexego” que el clásico melocotón), cítricos sutiles que evocan pomelo rosa y mandarina, herbales y flores de fondo. Un conjunto de aromas varietales que al agitar la copa sigue mostrando frescura y fragancias tónicas con final de notas sensuales, reconfortantes.

En el gusto estructura marcadamente equilibrada, de confortable volumen y contorno fluido. Gran amplitud, ofreciendo aromas seductores, fruta en sazón como albaricoque y mirabel, plena vivacidad, cuerpo , sabroso, largo y sostenido. Su final enlaza complejidad aromática con recuerdos de fresca primavera, notas delicadas. Un vino harmonioso, en equilibrio perfecto.

A la mesa se crecen sensaciones con crustáceos, finas ostras y caviar, sushi, pescados grasos (tanto de mar como de río), carpaccios, risottos con pescados salados o setas. Con una entretenida tortilla de bacalao o las sedosas “Fabas de Lourenzá” con pulpo o manitas de cerdo y por qué no, “porco celta” a la brasa o con castañas. Es un vino amable cuya estructura y frescura lo contribuye a bocados intensos y complejos.