Paloma Rodríguez Moure

«El mundo del vino es como el arte, sólo entiende de pasión»

Esta entrevista fue realizada por whatsap, signo de los nuevos tiempos, y los mensajes de voz que intercambiamos con Paloma Rodríguez Moure, de viaje en Asia, no ocultan una personalidad entusiasta y un gran amor por el mundo del vino y por su tierra. Digna heredera de la familia Moure, Paloma, junto a su hermano y su primo, encarna a una nueva generación de bodegueros que apuesta por la innovación sin olvidar por ello el respeto por la naturaleza. En esta entrevista nos cuenta cómo nació el proyecto de «Amarante», el rosado de Abadía da Cova, y de lo que significa practicar viticultura en una zona como Ribeira Sacra.

-¿Cómo surgió el proyecto de hacer un vino rosado en la bodega, de quién fue la idea y cuánto tardaron en sacarlo al mercado?

Cuando hablamos de hacer un nuevo vino, y dado que somos una empresa familiar, el proyecto no surge de una sola persona, sino que nace de un conjunto de ideas o de inquietudes que se van fraguando en el tiempo, como en este caso, que lo hablamos a lo largo de la vendimia. En ese momento perfilamos entre todos la idea del vino que queríamos hacer, a partir de una sugerencia de los jóvenes de la familia (mi hermano, mi primo y yo). Queríamos un perfil de vino más de cara a hacia los jóvenes y pensamos que el rosado, que aún no se había hecho ninguno en la D.O., era perfecto para poner en marcha esa idea que nos rondaba.

-¿Qué producción tiene «Amarante» y dónde lo venden?

La producción ahora mismo es muy limitada ya que hablamos de vinos experimentales. En estos casos hacemos pequeñas vinificaciones y la producción de «Amarante» es de unas 2.000 botellas que hemos comercializado principalmente en España, aunque ha habido una partida pequeña que se ha ido a Latinoamérica. Nuestra intención es darlo a conocer aquí y buscar después la venta exterior.

-¿La mezcla de Mencía y  Merenzao les ha dado el rosado que buscaban?

Nunca se llega  a conseguir el resultado que se busca ya que trabajamos con la naturaleza y en un proceso manual. Se podrían modificar cosas pero yo creo que la búsqueda también es un aspecto maravilloso de esta aventura. Estamos muy contentos con la calidad de nuestros vinos, pero cada año que pasa la proporción va cambiando para adaptarla a lo que nosotros queremos conseguir. Trabajar de forma artesanal, insisto, te condiciona mucho y, por otra parte, nos parece fundamental preservar la identidad de la materia prima. Todos los de la familia que hemos intervenido en este proyecto estamos orgullosos con los resultados y con el perfil que hemos conseguido. Un perfil que, evidentemente, cambiará cada año porque cada año la uva y la vendimia son diferentes.

-¿Han notado un incremento de la demanda de este tipo de elaboraciones?

Realmente lo que sí que noto es que hay muchísima más inquietud por conocer otro tipo de vinos, por probar elaboraciones diferentes. La demanda ha crecido en vinos de poca producción, en vinos un poco más especiales, en eso sí que se ha notado.

-Abadía da Cova es una empresa familiar que representa el trabajo de cuatro generaciones, ¿qué recuerdos tiene de su infancia en relación con este mundo?

Mi infancia siempre ha estado vinculada a la bodega y tengo recuerdos muy vivos de los paseos con mi abuelo por las viñas. También recuerdo ir al cole y pasar por el alambique, meter el dedo y probar el aguardiente. Mi abuelo siempre estaba destilando o trasteando con las barricas, es la imagen que tengo de él. Siempre había gente en casa, siempre había vino y jamón para los que venían porque mi abuelo era un gran anfitrión. Era un hombre que disfrutaba mucho de la gente y de compartir. Esa es una de las cosas que más me gusta, el espíritu que tienen los bodegueros como mi abuelo de compartir y disfrutar.

-¿El mundo del vino sigue estando dominado por los hombres como hace unos años o cada vez es mayor la presencia de la mujer?

Hasta ahora, como  en todos los ámbitos de la vida, la presencia de la mujer en el mundo del vino era limitada pero afortunadamente eso está cambiando, la presencia de la mujer cada vez es más importante. En este sector, como en todos los ámbitos en los que nos movemos, la paridad es muy necesaria porque todos tenemos algo que aportar: una sensibilidad determinada, una manera de hacer las cosas diferente y, además, todos sumamos. A mí me encanta encontrarme cada vez con más mujeres sumilleres, bodegueras, técnicos de bodegas… El vino es como el mundo del arte, sólo entiende de pasión

-¿Qué tiene Ribeira Sacra y los vinos de esta zona para que estén tan de moda en el mundo?

Ribeira Sacra reúne muchas condiciones para elaborar vino y para que la gente se asombre de  cómo lo elaboramos, de la complejidad de un paisaje y de un entorno natural en el que todos los trabajos se realizan de manera manual. Los visitantes que se acercan a esta zona y descubren el sacrificio y el esfuerzo que requiere e implica elaborar vino y obtener un buen producto en este paisaje, alucinan. Y es que hablamos de unas pendientes tremendas, de un paisaje agreste y complejo que no sólo otorga una personalidad especial a los vinos, sino también a los que vivimos aquí. Es una zona de frío, de altitud, combinada con suelos arcillosos y pizarrosos, le aportan mucha mineralidad. En la filosofía de la mayoría de los bodegueros de la zona está ese respeto por su entorno. Hablamos de una viticultura minoritaria y por eso quizás a la gente le guste tanto.  Ribeira Sacra crea pasiones.

-¿Cómo han conseguido crecer sin dejar de apostar por la sostenibilidad?

El crecimiento de Abadía da Cova fue gradual y nos permitió seguir controlando todos los procesos para obtener la calidad  que buscas. Ha sido algo controlado y mesurado, hemos ido paso a paso.

-¿Qué objetivos se han marcado para este 2018?

Ahora mismo, estamos mi hermano y yo, y se incorpora mi primo José. Nuestra primera apuesta ha sido un laboratorio experimental en el que ya hemos dado los primeros pasos, es el germen que dará salida a esos nuevos vinos que estamos buscando, a esas vueltas de tuerca y a esos proyectos que empezaron nuestro tío y nuestro padre. Queremos seguir profundizando y entendiendo la complejidad de nuestro entorno a través de la experimentación. Como siempre seguiremos apostando por el I+D, por la colaboración con las universidades. Es muy importante para nosotros el aprendizaje en cuanto a las elaboraciones. Estamos en una zona que nunca ha tenido una apuesta económica decidida por parte del Estado así que todo lo que sea colaborar es fantástico y enriquecedor. Queremos seguir aportando algo al mundo del vino, trasmitiendo energía y alegría.