Valdeorras, tierra de contrastes

La comarca de Valdeorras está situada en el noreste de la provincia de Ourense y comprender los municipios de O Barco de Valdeorras, A Rúa, O Bolo, Carballeda de Valdeorras, Larouco, Petín, Rubiá, A Veiga y Vilamartín. 

Se trata de una zona de gran contraste geográfico que combina  su proximidad a Pena Trevinca, conocida como “el techo de Galicia”, con sus profundas cuencas fluviales, por las que discurre el río Sil y sus afluentes. En esta tierra roja y arcillosa la vid se siente cómoda. La pizarra no sólo adorna los tejados de edificaciones tradicionales, sino que compone un suelo apto para la maduración de la uva como demuestra la proliferación de bodegas en la zona.

Hoteles, casas y pazos guardan retazos de la historia medieval de O Barco de Valdeorras, por lo que merecen una visita. Es el caso del Pazo de los Flórez o el  Pazo do Castro, convertido en hotel. Está situado en el lugar conocido como Vila do Castro, a cinco minutos del centro, en la parte alta de O Barco de Valdeorras. Desde aquí se ofrece una amplia vista sobre la llanura en la que se asienta esta gran población. En 1630 D. Pedro Losada y Quiroga lo mandó construir para fundar su mayorazgo regular.

Llama la atención su aspecto original, diferente al resto de los pazos gallegos: Seis arcos de piedra roja del país sobre un amplio soportal y sus tejados cubiertos de pizarra, seña de identidad de la comarca, cuya actividad económica gira alrededor de su extracción. Declarado edificio histórico-artístico junto con su capilla, ha sido habilitado como hotel-monumento de cuatro estrellas. En su interior conserva el mobiliario, la decoración y obras de arte originales. En su entorno guarda un pajar anexo y un pequeño museo de carruajes y aparatos de montar.

De O Barco a A Rúa,  donde se ubica el mayor número de bodegas adscritas a la denominación. El curso encajado del Sil que veníamos siguiendo se ensancha aquí de tal manera que forma a los pies de A Rúa el embalse de San Martiño, espacio de gran valor natural por su flora y fauna y cuyo interior contiene varias islas.

Tras la obligada visita a una o varias bodegas de la zona, es recomendable un paseo por el espacio verde de O Aguillón, que rodea el embalse de San Martiño por todo el margen derecho del río Sil a su paso por A Rúa. Es el balcón perfecto para observar las aves que vienen a anidar aquí. Entre ellas se han registrado más de una docena de familias distintas de ánades.

Antes de abandonar esta tierra, un último paseo hasta el Monasterio de Xagoaza, que en su origen fue priorato de los caballeros Templarios, y la iglesia de San Miguel,  donde en la parte superior se distingue una Cruz de Malta labrada en la piedra.

Menús para “chuparse los dedos”

La oferta de restauración de la comarca es muy amplia y apta para todo tipo de bolsillos. Entre los manjares típicos de la zona destaca el  botelo, un elaborado de la matanza del cerdo, todo un obsequio para el paladar. Otros productos reconocidos son las castañas, que ocupan un puesto de honor en la cocina actual de Valdeorras, junto con la gran riqueza micológica de sus montes. Todos estos platos, y muchos más, encajan perfectamente con un tinto de Mencía o un blanco de Godello, de la Denominación de Origen Valdeorras.

Una tradición vitícola de siglos 

La tradición vitícola de Valdeorras se remonta a la época romana. Al amparo de un microclima mediterráneo-oceánico, los romanos, plantaron viñedos y construyeron lagares. Dieron así origen a una cultura, hoy secular, en la atención de la viña y la elaboración de exquisitos caldos, a los que cantaron romeros y peregrinos de camino a Santiago.

Desde aquella época, el arduo camino recorrido por viticultores y elaboradores fue dando sus frutos hasta conseguir que en el año 1945 se reconociese la Denominación de Origen Valdeorras por Orden Ministerial. Esta D.O.  nació con la vocación de trabajar en la recuperación de variedades autóctonas como el Godello y el Mencía, siendo  sus líneas fundamentales de actuación las de apostar por la calidad, impulsar el control, facilitar la promoción y buscar nuevos caminos de expansión y comercialización.

Actualmente, la labor vinícola y el complejo mundo a su alrededor se organiza a través del Consello Regulador, órgano que rige los destinos de la Denominación de Origen, abarcando las superficies vitícolas de los municipios de A Rúa, Carballeda de Valdeorras, Larouco, O Barco, O Bolo, Petín, Rubiá y Vilamartín.

Las zonas de producción ocupan gran parte de las cuencas de los ríos Sil, Xares y Bibei. En ellas, el clima es más seco que en el resto de Galicia, mezclándose la influencia atlántica con rasgos de la continental. La temperatura media es de unos 11ºC y el índice de lluvias oscila entre los 850 y los 1.000 mm. anuales.

El “terroir” que define a los vinos de la zona 

Los suelos de la comarca de Valdeorras son variados, desde los pizarrosos, poco profundos, pasando por los graníticos, más ricos en arena, hasta los que se asientan sobre sedimentos y terrazas, donde abundan los cantos rodados. En esta diversidad de terrenos se aprecian, fundamentalmente, dos vinos monovarietales. El más emblemático, el blanco de Godello, es de fino aroma afrutado, color amarillo, dorado o pajizo, y buena estructura en boca, con una graduación alcohólica media de 12,5º. En tintos destacan los elaborados con Mencía, de intenso color púrpura y elegante aroma afrutado, ligeros y sabrosos, con buen equilibrio alcohol-acidez, apetitosos y de retrogusto intenso y prolongado.

Las variedades de castas autorizadas son: Para los blancos, con preferencia, el Godello, y además, Dona Branca y Palomino o Jerez. Para los tintos,  preferentemente, el Mencía y Sousón, aunque también Brancellao, Merenzao o María Ardoña, Negreda, Garnacha Tintorera, Alicante, Tempranillo y Grao Negro.

Tras años de esfuerzo investigador, de implantación de nuevas tecnologías y de  modernización del proceso de producción, se ha conseguido que los vinos de Valdeorras estén entre los mejores de España y que se exporten a los cinco continentes.