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Real Companhia Velha o él éxito de unir tradición y vanguardia

D. Pedro Silva Reis, Presidente de la Real Companhia Velha, nos explica las claves del éxito de la Real Companhia Velha, una bodega portuguesa afincada en O Porto con 263 años de antigüedad, que ha sabido combinar tradición e innovación, adaptándose al mercado vitivinícola actual sin perder de vista uno de los denominadores comunes de sus vinos que es la búsqueda de la pureza aromática de la uva. Presentes en más de 40 países con importantes mercados como Alemania y EE.UU. , Pedro Silva, recalca que se trata de una compañía ecléctica ya que cubren segmentos de mercado amplios con vinos de gama media sin olvidarse del cuidado desarrollo de su gama Premium. Siempre en constante evolución, su apuesta es el enoturismo, con la reciente apertura de una enoteca, empujados por conseguir una mayor visibilidad y rentabilidad y porque en palabras de su presidente es algo que puede cambiar la vida a una bodega”.

Real Companhia Velha es una Bodega con 263 años de antigüedad. ¿Cuándo y cómo nació esta bodega?

Esta bodega nació el día 10 de septiembre de 1756. Es una bodega muy particular porque nace como consejo regulador y empresa comercial al mismo tiempo. Su surgimiento se produce en un contexto en el que el vino Oporto ya se había hecho famoso en Inglaterra pero como no había reglas empezaron las adulteraciones. Es decir, empezaron a llegar a Inglaterra vinos que se hacían llamar de Oporto pero que no eran originales por lo que hubo un descrédito del producto y una grave crisis en el Valle del Duero portugués. Se pidió la intervención del Marqués de Pombal, primer ministro del reino, que proyectó hacer una compañía mayestática y privada pero dotada de amplios poderes públicos con el objetivo de hacer la denominación de origen tal como conocemos hoy en el concepto de limitación geográfica y reglamentación de producción y comercio. Así nace la bodega, en los días de hoy sería un proyecto conjunto público-privada.

 

Entre los años 60-70 del Siglo XX la bodega sufre importantes transformaciones entre las que se encuentran la modernización tecnológica; ¿Nos podría explicar en qué consistió esta transformación y si tuvo consecuencias en la elaboración de sus vinos?

Esto coincide con la época áurea de la Real Companhia Velha sobre la gestión de mi padre, Manuel Da Silva Reis, que llegó a la presidencia de la empresa en 1960. Él modernizó mucho la empresa y el sector del vino de Oporto. El sectorera muy dependiente de Inglaterra. Manuel Da Silva se introdujo mucho en el mercado francés y el mercado belga, le ayudo mucho la evolución de la distribución moderna que nació en Francia a finales de los años 50 y democratizó bastante el vino Oporto en el sentido que empezó a llegar a precios competitivos a los mercados de Europa Continental, y a desarrollar nuevos mercados. El empeño de Manuel Da Silva Reis le hizo tener marcas con capacidad de hacer varios millones de botellas. En aquel momento, el sector del vino de Oporto era muy tradicional, todo en madera de roble, y las exportaciones a granel se transportaban todavía en pipas (las barricas de Oporto) era una gestión limitada en volumen. Entonces se empezaron los tratamientos de estabilización del Oporto por el sistema de frío así como se inició el desarrollo del transporte del camión cisterna del Duero a Vila Nova de Gaia y su embotellamiento. Previamente a esto, mi padre había sido pionero en introducir en Vila Nova de Gaia y en el mundo del vino el acero inoxidable a principios de los años 50 (algo que hoy es muy común) lo que le permitió hacer grandes cubas llegando hasta un millón de litros.

Además, le permitió hacer un “coupage” de Oportos y mantener aquel principio que en los años 70 era muy importante en la elaboración del vino: “la consistencia cualitativa”. Se juzgaba mucho la calidad de un vino por su consistencia, el patrón tenía que ser muy estable. Esto era un argumento de venta muy fuerte y así la empresa la empresase desarrolló muchísimo hasta llegar en los años 1972-73 a ser el primer exportador de Oporto en nuestro sector. Esto supuso un hito ya que fue la primera vez que lo consiguió una empresa portuguesa porque, por aquel entonces, el comercio estaba totalmente en lamano de los ingleses siendo su mercado el que mandaba en este sector.

 

¿Cómo se adapta una compañía con tanta antigüedad y tradición, a un mundo globalizado como el de hoy y en el que existe tanta competencia?

Pues se adapta innovando, ajustándose al paladar de los consumidores, a los estilos de vino que los mercados buscan y sobre todo investigando bastante, incrementando la calidad e intentando no hacer siempre lo mismo porque el mercado cambia. Para nosotros, la innovación es una cuestión curiosa porque desde nuestro punto de vista innovar es mirar hacia atrás y hacerlo mejor; es buscar las uvas extraordinarias que se estaban perdiendo por el camino, es hacer procesos ancestrales pero ya añadiéndole un componente tecnológico que los mejora, es mejorar mucho la viticultura, es trasladar el conocimiento científico a la viticultura porque en este campo en el sector del vino de Oporto estábamos muy atrasados.

En los últimos años hemos invertido mucho en conocimiento, en nuevas generaciones, en nuevos técnicos. Los viñedos siempre fueron muy queridos por los ancianos de la zona que tienen todavía mucho conocimiento empírico pero no científico y hay que combinar ambas cosas y vinificación. En Portugal, al igual que sucede en España y en el resto de Europa hubo que aprender a hacer vinos no oxidativos, hacer vinos blancos como se debe e introducir las nuevas técnicas y prácticas del nuevo mundo y así adaptarse para seguir mejorando.

¿Cuántas bodegas engloba en la actualidad La Real Companhia Vella? Háblenos de ellas.

La Real Companhia Vella hoy es un conglomerado que absorbió como 15 empresas en los últimos 30 años. La gran mayoría fueron absorbidas por mi padre, Manuel Da Silva Reis, en realidad, nuestra bodega es un conglomerado que fue absorbiendo pequeñas empresas. En los años 50-60 había como 120 exportadores tradicionales de Oporto, en la actualidad solamente quedan alrededor de 10 exportadores tradicionales.

 

¿Cuántas variedades de vino produce y comercializa Real Companhia Velha en la actualidad?

Estamos con toda una gama de Oporto, desde el básico ruby hasta los vintage y tenemos como 35 vinos distintos entre blancos y tintos, varietales y “coupages”. Tenemos la siguiente estructura: por un lado, las marcas tradicionales de la casa que son 3, el Evel, Porca de Murçay Grandjó que tenemos desde hace más de 100 años que vamos adaptando enológicamente a nuestros tiempos. Por otro lado, tenemos los desarrollos de los últimos años que son los vinos de las Quintas, vinos de propiedad como el tinto que sería el equivalente al Crianza, los reserva y los gran reserva y hacemos también los varietales . Esto supone que cada quinta se desdobla en una multitud de vinos aunque nuestro objetivo no es tener muchas etiquetas sino obtener siempre vinos que tengan una razón de ser, una particularidad y tipicidad enológica, refleja un poco el lugar de dónde proviene; si hacemos varietales los hacemos siempre en términos que puedan representar la expresión máxima en términos de características, de aromas y de sabores.

 

¿Hay alguna característica común entre sus vinos?

Sí que la hay. Buscamos siempre la pureza de la uva, utilizamos la barrica de roble lo estrictamente necesario para aportar complejidad, pero siempre que no le sobreponga al vino. Hay que entender bien la pureza aromática de la uva. Además, cuidamos mucho la elegancia, el equilibrio, la limpieza desde el punto de vista enológico; estos son los denominadores comunes de la casa.

¿Cuáles son sus principales mercados? ¿A qué país exportan más vino?

Estamos en 40 mercados aunque son 10 los más importantes para nuestro negocio. Algunos mercados son relevantes por el Oporto, otros por los vinos tranquilos y algunos mercados por ambos. Alemania sería el principal, siendo el primer mercado de exportación para nosotros pero con mucho peso del vino de Oporto. EE.UU sería nuestro segundo mercado en importancia tanto por los vinos como por los Oporto. Por un lado, son relevantes mercados como el de Bélgica, Holanda, Canadá, República Checa, Rusia, Hungría, Dinamarca; así como Brasil que es un mercado tradicional muy relevante para nosotros… Por otro lado, España también es un mercado importante no por el mercado doméstico pero se vende mucho en la frontera con Francia. En cambio, Inglaterra es un mercado muy pequeño y difícil para Real Companhia Velha. Si nos metemos en calidad y no vamos por precio es un mercado muy hostil en la actualidad ya que está totalmente dominado por supermercados con presupuestos de precio muy rígidos y poco a poco fuimos saliendo porque no había rentabilidad.

 

¿A qué perfil o perfiles de consumidor se dirigen?

Nuestro consumidor preferido es un amante de los vinos que encuentra, en Real Companhia Velha, vinos con mucho carácter y personalidad que reflejen mucho el territorio del Duero portugués. Pero también somos una compañía ecléctica en el sentido que cubrimos los diversos segmentos de mercado desde un vino de entrada hasta lo más sofisticado que se logra hacer en el Duero. Es por eso que cubrimos todo ese espectro siendo bastante dinámicos ya que abarcamos la gama media llegando al punto de venta con vinos accesibles de entre 10 y 15 euros pero de calidad. Esto nos permite conseguir bastante éxito de cara al consumidor final.

 

Las nuevas tecnologías han cambiado el modo de consumo en muchos sectores, el del vino no es una excepción; aplicaciones como “vivino” son muy populares ¿Han notado que el uso de estas nuevas tecnologías contribuye a aumentar las ventas o a dar a conocer sus productos?

Más que las nuevas tecnologías, nos han influido los críticos de vino, eso sí que hemos notado que ha contribuido a aumentar ventas o a dar a conocer más nuestros productos. Las tecnologías ayudan en el sentido de que son un complemento que te permite acceder rápidamente a esa crítica o a esa información onlineque es interesante. Hay cada vez más aficionados al vino, además cada vez se toma menos y mejor y eso es una buena noticia para los productores que le dan mucha importancia a la calidad sus vinos.

Desde su experiencia, ¿Qué es lo fundamental para elaborar un vino de calidad?

La ambición, es decir, intentar ser el mejor. Siempre aspirar a hacerlo mejor, es importante coger las uvas en su punto exacto de maduración y manejarlas sin estropearlas. Si la uva está muy buena, la naturaleza se encarga de dar el vino, y que la mano del hombre no lo estropee.

 

¿Cuál de los vinos que producen es su preferido? ¿Siente por alguno de ellos especial devoción?

Hay vinos que marcan como por ejemplo los primeros vinos de quinta que produjimos que fueron los de Quinta dos Arciprestes. Después de todo ese desarrollo impresionante que consiguió mi padre y llevó a la empresa a una gran dimensión sufrimos un poco porque nos convertimos en una empresa de volumen. A partir de 1995, yo le empecé a pedir a mi padre que me diera un poco de libertad para introducir unas prácticas enológicas y hacer las cosas un poco distintas en el sentido de producir unos vinos especiales y me di cuenta que era difícil porque mi padre era una persona autoritaria y la única manera de hacerlo era pedirle que nos dejase hacer una división pequeña para poder hacer en ella experimentos pero que la manejaremos de forma vertical. Mi madre me dio esa oportunidad entonces fue cuando contratamos a un enólogo veterano de California que estaba viviendo en Europa para poner en marcha  “The Fine Wine Division” (La división de vinos de calidad) dentro de la empresa. Esta división fue un lugar donde teníamos autonomía para los equipamientos y prácticas que sean necesarios y escoger las uvas que queríamos.

“The Fine Wine Division” fue tan exitosa porque nos permitió producir vinos muy buenos y logramos sacar un vino de Quinta dos Arcipreses que representa la nueva era de la compañía. Mi padre como reconocimiento del trabajo que habíamos hecho y también porque él ya estaba por su edad perdiendo facultades cedió espacio y yo logré que la “The Fine Wine Division” fuese fundamental para la Real Companhia Velha. De ahí sacamos vinos importantes el Quinta de Cidrô Chardonnay (fue un desarrollo de blanco en barrica, cuando aquí en Portugal no se manejaba mucho); el Quinta dos Acipreses que es un hito en la historia de la compañía por ser un vino de una relación calidad-precio muy buena, un vino muy conocido y exitoso entre el sector de la restauración de Portugal y después producimos vinos nuevos que vamos lanzando como Carvalhas que fue un nuevo desafío de elevar la calidad y de intentar conseguir un vino blanco de calidad que pueda ser reconocido a nivel internacional.

 

¿Cómo ve la situación del mercado vitivinícola en la actualidad tanto a nivel nacional como internacional?

Es un gran reto, el negocio del vino es un negocio complejo porque al mismo tiempo ofrece muchas oportunidades pero también nos complica mucho la vida. Nos complica la vida porque en Europa el 80% del vino cuesta al consumidor menos de 2 euros la botella, ¿Cómo se puede competir ahí? Entonces, lo cierto es que el vino muy bueno siempre se vende y nunca es suficiente. Nos encontraríamos entre estos dos mundos: por un lado, por precio nunca puedes llegar a competir y, por otro lado, de lo muy bueno nunca vas a producir mucho. Por lo tanto, es ese equilibrio que hay que hacer para conseguir vinos buenos que se puedan distinguir a un precio competitivo pero a la vez lo suficientemente beneficioso para la empresa para que así el negocio pueda prosperar. Es un reto bastante complicado, hay que tener suerte para que la crítica nos vea bien en el momento oportuno. Es muy bueno ser reconocido pero si tu producto recibe el mérito cuando no hay vino, no le puedes sacar partido a ese reconocimiento para vender. En la vida hay que trabajar mucho y tener suerte.

 

¿Ve alguna diferencia entre el cliente portugués y el cliente español en lo que a consumo de vino se refiere?

Son muy parecidos y muy diferentes a la vez. Ambos son muy tradicionales, los portugueses y españoles toman sus versiones favoritas de vino, en ese aspecto son parecidos. Con respecto al paladar sí que encuentro diferencias, a los portugueses no les gusta mucho el roble marcado a los españoles sí, va cambiando aunque cada vez menos. Comparativamente, de manera general, los vinos españoles tienen más roble que los portugueses porque nosotros éramos mucho de vino añejo y en botella. En ese sentido, muy tradicionales pero de forma general lo que es un buen vino para un español es un buen vino para un portugués.

Además de vino, la Real Companhia Velha produce otro tipo de productos como Aceite, ¿desde cuándo lo comercializan y qué les llevó a hacerlo?

El aceite lo producimos desde siempre, los olivos nunca fue un tema muy profesional para nosotros, siempre hacíamos aceite de oliva y lo vendíamos discretamente, sin etiqueta. Ahora lo estamos aprendiendo a valorar, nos hemos dado cuenta que tenemos un aceite de oliva extraordinario procedente de olivos centenarios y estamos aprendiendo a presentarlo correctamente e ir al canal de distribución adecuado. La mayor parte lo vendemos a restaurantes y a los miles de turistas que nos visitan a diario en las bodegas. Nuestra producción es muy pequeña, en un buen año producimos 10.000 litros, nada significativa como lo vendemos en botellas pequeñas de 250-500 ml pero no lo consideramos negocio. Disponer de nuestro aceite de oliva propio es algo que gastronómicamente es muy interesante pero lo vemos como una forma de mantener nuestros viñedos y nada más.

Además de los vinos y los Oporto estamos produciendo un cava (un espumoso) de muy buena calidad a partir de Chardonnay  pinot noirque es bastante exitoso en Portugal. Lo hemos empezado a exportar tímidamente porque es un vinoPremium de precio alto pero de momento en el mercado internacional no lo ubica tanto pero a los portugueses les está encantando tener espumosos de calidad como este aquí.

 

¿Qué proyectos asociados a la bodega tienen en marcha en la Real Companhia Velha (museo, restaurante…) ¿Por qué decidieron ponerlos en marcha y qué objetivos persiguen con ellos?

El enoturismo es algo que puede cambiar la vida de una bodega. Nos puede aportar visibilidad y una rentabilidad sobre todo nos puede ayudar mucho a desarrollar mucho las ventas del gama Premium que llega muy caro al mercado y que enfrenta a todos los tipos de decisiones que hay que tomar en la cadena de distribución y que a veces los mercados no quieren tomar riesgos de vinos bastante caros.

El enoturismo que es la visita o cata en la bodega, la enoteca, el restaurante o wine bar; todo ello nos permite dar una visibilidad increíble de nuestros productos en especial de los Premium. Esto sí que es bastante importante, evidentemente no hemos inventado nada porque esto ya está testado en América y Europa con empresas que ya tienen proyectos de enoturismo asociado y que les da una proyección a nivel de marca impresionante. Esto es lo que estamos viviendo aquí ahora, hace 2 meses y medio desde que abrimos la enoteca al público (ya estábamos listos un poco antes para eventos corporativos) y en este corto periodo de tiempo ya hemos comprobado la visibilidad y la proyección que este tipo de proyectos dan a nuestra bodega.