EL PRESIDENTE DE LA D.O. RÍAS BAIXAS DESCUBRE EN CAMBADOS LA PLACA CONMEMORATIVA DE LA DECLARACIÓN DE INTERÉS TURÍSTICO INTERNACIONAL DE LA FIESTA DEL ALBARIÑO

Juan Gil de Araujo destaca que se trata de la “culminación natural” de casi siete décadas de éxito colectivo.

El presidente del Consejo Regulador resalta el papel del conjunto del sector, la sociedad y las instituciones en el avance de la fiesta.

 

El presidente del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Rías Baixas, Juan Gil de Araujo, ha oficiado este mediodía el descubrimiento de la placa conmemorativa de la declaración de Fiesta del Albariño como Fiesta de Interés Turístico Internacional. La placa está ubicada en la entrada del Paseo de la Calzada de Cambados. Juan Gil de Araujo estuvo acompañado en este acto por la corporación municipal de Cambados, encabezada por la alcaldesa, Fátima Abal, así como por bodegueros y diversos representantes del sector vitivinícola de Rías Baixas.

Gil de Araujo destacó que la declaración de la Fiesta del Albariño de Cambados como Fiesta de Interés Turístico Internacional, lograda el pasado mes de septiembre, supone “la culminación natural” de su largo proceso de crecimiento, desde su origen prácticamente espontáneo en 1953 hasta su dimensión actual. El máximo responsable del Consejo Regulador expuso que “nadie debería atribuirse especial mérito, pues el mérito es de todos”.

En este sentido, Gil de Araujo citó a las distintas personalidades responsables de los hitos destacados de la Fiesta del Albariño a lo largo de su existencia y exhortó a que “nadie se deje deslumbrar por el brillo de la placa que hoy descubrimos porque detrás de ella hay todo un pueblo, hay miles de viticultores mimando sus viñas para conseguir las mejores uvas, decenas de bodegueros realizando el milagro de su transformación en vino, en nuestro maravilloso Albariño Rías Baixas”. El presidente de Rías Baixas tampoco olvidó a muchos otros trabajadores implicados directa e indirectamente en el sector, la labor de la hostelería cambadesa, el personal de organización, logística, limpieza y seguridad de la fiesta o sus características peñas.

De cara al futuro, Gil de Araujo expuso su deseo de “cuidar la fiesta para evitar que muera de éxito, pidamos al cielo que ilumine a quienes tengan la responsabilidad de hacerlo, otorgándoles los dones de la sabiduría, la humildad y la generosidad para que sepan conducirla por senda segura, sorteando los riesgos que la amenazan”. El presidente de la Denominación de Origen incidió en que “tendrán que ser prudentes, pero también valientes; tendrán que saber escuchar y aceptar las críticas, pero tendrán que tomar decisiones tal vez no exentas de riesgo, pero esa será su responsabilidad”.

De un nacimiento espontáneo a una enorme dimensión internacional

 En su repaso por los hitos destacados de la Fiesta del Albariño de Cambados, Juan Gil de Araujo recordó su nacimiento “espontáneo y natural” en 1952, cuando un grupo de amigos porfiaba por ver quién elaboraba el mejor vino albariño. Bernardino Quintanilla, Ernesto Zárate, Manuel Silva, José Rodiño  o José Fernández Aguiño formaban parte del grupo, que decidió convocar una merienda privada con medio centenar de personas en la huerta de Ángel Botana, yerno de Ramón Cabanillas.

La cita ganó dimensión en años posteriores, trasladándose a los jardines del Pazo de Ulloa y luego a los de la casa de la Calzada. Álvaro Cunqueiro y José María Castroviejo contribuyeron en esa etapa a acrecentar el marco cultural e intelectual de la celebración.

Ya en los años sesenta, Gil de Araujo subrayó la aparición de la figura de Manuel Fraga Iribarne como Ministro de Información y Turismo, en “inigualable tándem” con Pío Cabanillas. Fue en esa etapa cuando la fiesta adquirió carácter público, con catas en la Calzada y pregón en Fefiñanes. El carácter popular de la fiesta se hizo definitivamente efectivo con la conversión del Pazo de Bazán en Parador Nacional, que acoge la comida y entrega de premios de la Fiesta del Albariño.

El presidente del Consejo Regulador puso de relieve también la creación en 1969 de la Cofradía do Viño Albariño, que dio una nueva dimensión a la celebración con su Capítulo, al que acuden personalidades políticas y sociales de primer nivel, junto a figuras del espectáculo y del deporte. En 1977, en los 25 años de su existencia, la fiesta se declaró de interés turístico, distinción que se ratificó en 1990 con la declaración de Fiesta de Interés Turístico Nacional de acuerdo a la nueva ley.

Es por esos años cuando se crea el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Rías Baixas. Su actual presidente destacó la labor del organismo en todos estos años, al hacerse cargo de la organización del concurso de vinos, luego del montaje de las casetas en el Paseo de la Calzada y ya más recientemente del Túnel del Vino y de las Catas Temáticas, actividades enfocadas a un público más profesional y con interés específico en los vinos de la denominación de origen.

El atractivo de la fiesta a nivel internacional no ha dejado de crecer nunca, como demuestra el reconocimiento de Fiesta de Interés Turístico Internacional obtenido en septiembre de 2018.