Adega Sameirás

Entrevista Antonio Cajide Gulín, propietario de Adega Sameirás

“El vino se hace en el viñedo y para hacer un gran vino hay que tener la mejor uva del mundo”

Antonio Cajide dio la campanada en 2002 con Adega Sameirás, convirtiéndose al poco tiempo en un referente en la cultura del Ribeiro. Sameirás y 1040 son dos marcas sinónimos de calidad, personalidad y diferenciación, algo que sólo se consigue con mucho trabajo en la viña, pasión por la tierra y la determinación de hacer bien las cosas desde el principio. El entusiasmo de Antonio Cajide por el vino y por el trabajo en bodega queda perfectamente reflejado en cada una de sus respuestas

La nueva etapa de la bodega arranca en 2002, ¿cómo surgió este proyecto y en qué año empezaron a darle forma?

Esta es la antigua bodega de mi suegro que, además, era la única persona del pueblo que se dedicaba exclusivamente al viñedo, que vivía profesionalmente de esto, y entonces en 1999 decidí “jubilarme” con 40 años y dejé de trabajar para otros para dedicarme a lo que realmente me gustaba, que era el tema de la viticultura y por añadido, al mundo del vino. En ese momento mi suegro ya estaba en el momento de la jubilación así que me decidí a coger sus viñedos y sumarlos a los que ya tenía yo, los de mi familia, y también adquirí más tierra. Empecé así el proyecto y a finales de 1999, casi en el 2000, adquirí seis hectáreas de viñedo, que están ahora en plena producción, y en el 2002 ya di de alta la bodega, sacando la cosecha de 2003 en 2004. Desde ese año estamos en el mercado con nuestros vinos.

¿Sameirás era el nombre de la bodega desde el principio?

No, el nombre se lo puse yo en esta nueva etapa. Le puse al vino el nombre del viñedo y, por consiguiente, decidí ponerle el mismo nombre a la bodega

En Sameirás destaca el gran respeto que tienen por el entorno, ¿han conseguido trasmitir ese amor por la tierra a los vinos que hacen?

Lo que sí está claro es que las personas que visitan mi viñedo, y ya me ha pasado con varios medios especializados, me dicen que mis viñedos no tienen nada que ver con los que hay en el entorno. No sólo por lo cuidados que están, sino por el respeto que se trasmite a todo lo que es natural. Así que espero que ese amor por la tierra esté presente en cada una de nuestras botellas.

¿Qué importancia tiene el enólogo en la calidad de sus vinos?

Tanto mi enólogo, Álvaro Bueno, como yo tenemos cada vez más claro que el vino se hace en el viñedo. Partiendo de esa premisa, sabemos que tenemos que contar con la mejor uva del mundo para hacer el mejor vino del mundo. Yo trato de cortar la uva que está podrida, cortar el exceso de producción, para que la uva que quede esté sana, inmaculada y completamente apta para hacer el mejor vino. A partir de ahí, Álvaro lo que hace en bodega es cuidar de que esa uva no se estropee e intentar sacar un pelín más de ellas, y poco más se puede hacer. Con una buena uva se puede hacer un buen vino o un mal vino, pero de una mala uva es complicado sacar nada bueno.

¿Han notado un aumento del interés en los últimos años por los vinos del Ribeiro, a qué cree que se debe?

En la década de los noventa se incorporaron al mundo del vino unos pioneros decididos a hacer las cosas bien, y en el 2000 nos incorporamos algunos bodegueros más. Parece que entre todos le estamos dando un cambio al vino, que estamos haciendo bien las cosas, no manteniendo la tradición porque la tradición del Ribeiro en los últimos años no era como para copiar el ejemplo y por ello decidimos romper con eso. La Denominación de Origen del Ribeiro no es que partiese de cero en aquellos momentos, es que partía de menos treinta. Ahora podríamos decir que ya estamos en positivo y eso se nota en la gran aceptación que están teniendo nuestros vinos en todas partes. Yo vendo en bastantes sitios y la mayoría de los clientes que tengo me vinieron a buscar. De esta forma se puede encontrar con nuestro vino en Japón, Azerbaiyán, Londres, Alemania, Suiza, Bélgica, Canadá, Estados Unidos, Puerto Rico o Perú.

El vino Sameirás homenajea a una zona concreta, ¿pero 1040 o Viña de Avó a qué corresponden?

Precisamente he decidido explicar el nombre de cada uno de nuestros vinos en la nueva web que tenemos porque mucha gente me preguntaba. Sameirás era un viñedo que para hacerlo tuve que comprar tierra a 23 personas, con la dificultad que todo el mundo entenderá que conlleva algo así; Viña do Avó es un vino dedicado a mi suegro, Manuel, que siempre ha estado ahí ayudándome y para quien el vino es una pasión, la verdad es que se lo merecía. Por último, el 1040 nació del deseo que tenía de hacer un vino especial con las que a mi juicio son las mejores cuatro variedades de Galicia: Treixadura, Albariño, Godello y Lado. Además, decidimos elaborarlo de otra manera: En barricas de 500 litros y haciendo “batonage”, o sea trabajo de lías, pero como no es fácil controlar la fermentación en la barrica, decido que la fermentación la inicien en barrica a partir de 1.040. Así que es un vino que inicia la fermentación en acero inoxidable y después a mitad de fermentación, más o menos en los 1.040, se pasa a la barrica. En ese momento la madera ya no se trasmite al vino, que era lo que buscábamos porque sólo utilizamos las barricas como continente para hacer el trabajo de lías, nada más. Este vino, como estaba hecho con cuatro variedades, en una misma proporción cada una de ellas, iba a llevar el nombre de 4×25. Lo que pasó fue que Álvaro siempre me estaba repitiendo: “Oye Antonio, acuérdate que cuando la densidad baje a 1.040 hay que meterlo en las barricas…”, así que esa cifra siempre nos estaba rondando y finalmente decidí llamar así al vino.

Rectoral e igrexa de Santo AndrÈ de Camporredondo dende a viÒa do Cajide

¿Y cómo fue el proceso de encontrar la proporción perfecta de esas cuatro variedades?

En el caso del 1040 fue algo menos estudiado que cuando hice el Sameirás, pero fue una cabezonada. Lo que yo quise hacer fue un vino con cuatro variedades y eso es lo que tenía claro desde el principio. Fue una cabezonada, pero muy meditada porque juego con la Treixadura y la Godello, que son variedades que cuando llegan a su proceso de maduración óptima han perdido la acidez y con otras como la Albariño y la Lado que tienen una gran acidez. Por consiguiente, la media va a ser una acidez equilibrada, un PH bueno que me va a mantener un vino estable y prácticamente no voy a tener que hacer corrección alguna. No es lo mismo que hacer un monovarietal que siempre te obliga a hacer correcciones enológicas.

Desde 2004 no han parado de recibir premios, ¿hay alguno del que se sienta más orgulloso?

Todos los premios son buenos, no se puede negar. Presento mis vinos a muy pocos concursos y la verdad es que donde los presento tengo la suerte de recibir reconocimientos. En realidad cuando me decido a presentar mis vinos a un concurso es para contrastar su calidad porque yo estoy convencido de que son muy buenos, pero quiero saber qué opinan los demás, quiero saber si lo que estoy haciendo es lo correcto. Si tengo que quedarme con alguno elegiría la Cata Oficial de la D.O. Ribeiro, donde en los últimos diez años llevo siete primeros premios, cinco segundos y cuatro terceros. Es nuestra cata, donde compites con tus compañeros y para mí es un orgullo ser premiado ahí. Después, a nivel nacional nuestro concurso de referencia son los Premios Baco donde hemos sido premiados en cuatro de los últimos cinco años por  la Unión Española de Catadores y a nivel internacional un Concurso de Hong Kong donde se premian los mejores vinos españoles en Asia. Ahí llevo cinco años recibiendo medallas de oro.

¿Cómo se presenta la vendimia este año?

En principio tenemos una uva muy sana, una uva muy madura, y tan pronto tenga la bodega preparada el día 10 ó 11 empezaré la vendimia. Va a ser una cosecha inferior a la del año pasado, en cantidad, y en calidad lo veremos cuando elaboremos el vino.

Antes me contaba que sus vinos se pueden encontrar desde Azerbaiyán hasta Estados Unidos, ¿qué importancia tiene la exportación en su bodega?

Ahora mismo el 50% de lo que producimos se va fuera, una cifra que ha ido aumentando en los últimos años. Donde se vende cada vez menos es en Galicia, se nota la crisis de estos últimos tres años.

¿Y cómo se presenta el 2015?

Yo voy vendiendo bastante bien la cosecha, así que por esa parte estoy bastante tranquilo. Lo que intento es no abrir demasiados mercados si no puedo abastecerlos, hay que ser serio y mantener la producción durante todo el año. Espero mantenerme como hasta ahora, para mí eso sería ideal.